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Foto del escritorLily Campos. Shekhinah

Recuperación Post-Parto: Creando Una Nueva Identidad

“Su vida será una experiencia bendecida y equilibrada si primero honra su identidad y prioridad”. Russell M. Nelson




Desde el embarazo vamos creando una nueva identidad; desde el embarazo, nos damos cuenta, que ya no somos las que éramos antes, aunque tampoco sabemos las que seremos después del nacimiento de nuestro bebé. A veces pasamos este proceso a ciegas, sobre todo cuando es el primer crio el que estamos gestando, porque nunca nada de lo que nos puedan adelantar sobre la transformación de la maternidad, será como la experiencia propia que vivimos.

Hoy quiero escribir acerca de este proceso, de esta metamorfosis de identidad, de esta crisis de identidad que se vive una vez que eres madre.

Antes del nacimiento de mi hija, tenia una identidad clara en relación con mi visión del mundo y mi estilo de vida de aquel entonces, esa misma identidad se manifestaba en mi apariencia física, en hábitos, rutinas, etc. Sin embargo, ahora que nació mi bebé efectivamente todas mis rutinas cambiaron, y aunque no así todos mis hábitos anteriores -pues siempre tomé café y nunca deje por completo de hacer deporte y danzar- si puedo decir que éstos se modificaron bastante en cuanto a frecuencia e intensidad. Porque no es lo mismo hacer 3 horas diarias de ejercicio, a hacer una hora tres días a la semana, que es la rutina nueva que llevo, ni dormir de 8 a 9 horas por día, a dormir máximo 7 de las cuales nunca son de corrido; en fin, los hábitos fueron modificándose y por ende, las prioridades y sistematización de actividades y tiempo también, dando como resultado nuevos paradigmas de estilo de vida, de valores, y formas de pensamiento y reflexión sobre lo que es importante, por lo que uno se esfuerza y pone energía y en lo que no.

Y aunque suene cliché lo diré: todo esto ahora se ha visto reflejado en mi cabello, jajaja, ¡porque ya me lo cambié de color! En este post aun no verán una foto de mi cambio de apariencia porque apenas fue ayer y ¿qué cree? no he tenido oportunidad de tomarme una foto dado que evidentemente es algo interesante, pero no tan importante como para convertirlo en una prioridad...asi que, la revelación de la nueva imagen esperará un poquito más... jiji

Pero en fin, siguiendo con el tema de las nuevas identidades, mi nueva identidad me hizo optar por un tono de cabello castaño cenizo, lo cual implica que ya no es rubio. ¿Y por que no es rubio? ¿Por qué decidí cambiarme el color de cabello? Primero que nada porque el rubio implica tiempo y dedicación, recursos que en este momento los utilizo para otras cosas -MI HIJA- , además de que no estoy en mi zona de Comfort donde tengo a mi querida amiga y estilista Laurita quien ya me sabe absolutamente todo del cabello, entonces, experimentar con gente nueva que meta mano a mi super melena no me convenció , ni tampoco siguen los protocolos de sanidad contra el COVID, así que para evitar exponerme decidí que es mejor cambiarlo de tono a uno que me requiera menos demanda y donde pueda ser autosuficiente en ese sentido.


Ahora bien, estas son solo algunas manifestaciones físicas, pero recordemos que todo lo físico tiene una semilla interna que es la causa de la revelación exterior. Entonces, ¿como se interpreta mi cambio de cabello? De la siguiente manera, según me reflexión:


El cabello castaño es un color -asi como todos los cafe y marrón - que habla de madurez, seriedad, confianza y estabilidad, ergo, mi maduración interna ha hecho que se vea reflejado en mi imagen externa, en donde el cabello es el primer elemento disponible para maniobrar de manera más rápida de notar. No obstante, conservo el largo y el tono es cenizo, lo cual implica que aún con la madurez emocional, existe una chispa de la antigua yo, más inmersa en si misma y en la belleza; esto es una prueba de que al momento de crear una nueva identidad, nunca muere por completo la antigua, sino que se fusiona con los nuevos elementos que bien pueden aparentemente dominarla, o convivir como una síntesis de ambos.


Las mujeres cambiamos después de tener hijos/as, pero no son los elementos externos en lo que hay que enfocarse, sino en los internos, disparadores de aquellos cambios que después podemos manifestar en nuestra apariencia.

También conozco mujeres que tras su primer hijo/a agarran un mega cuerpazo, sin hacer mucho deporte, ni operarse; otras que por el contrario, quedan en el limbo y el físico nunca se acomoda, otras que bajan de peso demasiado, etc, y así cada quien va exponiendo lo que sus procesos internos trabajan, además de las hormonas. Pero antes de culpar a las hormonas, observemos adentro.


Antes de concluir, quiero decirles que sea cual sea su "nuevo yo", hónrenlo, entiéndanlo, conózcanlo, para que entonces si, puedan aplicarse a cambiarlo si es que no les agrada; o por otro lado, amarlo más que nunca si está alineado a su nueva y mejor versión.





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