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Foto del escritorLily Campos. Shekhinah

Por un parto más humanizado: "me sentí como una res siendo fileteada..."




Amigos y amigas todos, con esta entrada concluyo el Blog del Embarazo; escribo estas líneas rápidamente, mientras la bebé duerme y me da un poco de tiempo para ello, pues ahora prácticamente sólo vivo para ella, les he dicho de broma -y no- a mi amigas, que ahora soy su esclava...jiji ya que únicamente me dedico a ella y a atender sus necesidades, mientras que el resto del "tiempo libre" lo uso para mis propias necesidades básicas...

En fin, todo lo que me habían dicho sobre la pérdida de individualidad e independencia cuando naciera, es cierto, así que sin más, comenzamos, y ahora les quiero compartir mis reflexiones sobre el trabajo de parto de que tuve y mi anhelo de que las mujeres puedan vivir partos más humanizados.


Mi labor de parto comenzó el viernes 26 de febrero a las 7:20pm, cuando a esa hora "rompí la fuente" -como se dice coloquialmente-, saliéndome un chorrito de líquido transparente que comenzó a escurrirme entre las piernas, y como ya anteriormente, unos dos-tres días me habían anunciado en sueños que así ocurría, cuando efectivamente sucedió ya sabía que el momento había llegado. Me comenzó pues a escurrir y rápidamente comenzamos a tomar las cosas que nos llevaríamos al hospital, tanto mis cosas como las de la bebé.


Llegamos al hospital, y ese día, dado que también era luna llena, ¿qué creen? pues que había muchas mujeres de parto esperando ser atendidas al igual que yo. Que bonito verdad :) (sarcasmo). Sin embargo, lo no tan bonito, es que por ser fin de semana -entre otros factores- solo había un médico de turno encargado para atendernos a todas. De lo que recuerdo éramos mínimo 4 esperando :D .


Ingresamos y un residente quien era el que en ese momento estaba disponible, pues la ginecóloga de base se encontraba realizando una cesárea en ese momento, fue quien me hizo la primera revisión. Observó a la bebé en el ecosonograma pero no me comentó nada a resaltar del líquido amniótico, me dijo que todo bien con la niña y procedió a realizarme un tacto. Una vez que lo hizo, me aseguró que mi cuello estaba ya muy blandito y que tenia de 3 a 4 centímetros de dilatación; noticia que al escuchar me alegró bastante, pues ingenuamente, pensaba que sería un parto vía vaginal. No obstante, cuál sería mi sorpresa que una hora y media o dos horas después cuando llegó la ginecóloga encargada y me volvió a revisar, me dio información completamente distinta a la del residente:


"Te queda únicamente la mitad del liquido amniótico y no has dilatado nada, además tu cuello siente muy duro aún. Tenemos dos opciones: inducción de parto arriesgándonos a que de todas maneras no dilates y termines en cesárea de urgencia, poniendo en riesgo a tu bebé; o irnos por cesárea a la segura desde ya. Ah, y te aviso, antes que tú tengo a otras embarazadas de cesárea que atender, así que decídete rápido".


No pues chido, estaba obligada a decidir bajo presión y "a quemarropa" -como dicen coloquialmente- algo tan importante como el nacimiento de mi hija, porque el hospital contaba sólo con un médico de base para atender a todas las embarazadas a punto de parir. Me sentí horrible, con una frustración e impotencia que jamás había sentido. Me preparé tanto para un parto vía vaginal, estaba emocionada e ilusionada de que así fuese...y pese a todo, parecía ser que por cuestiones de pragmatismo y deficiencia en el número de personal disponible del servicio médico, mis ilusiones de un nacimiento natural y con todos los beneficios que implica un parto vaginal se rompían.


Aunado a ello debo decir, que antes de pensar en acudir a un servicio de salud pública, había acordado tener el parto con un médico particular en un hospital privado, pero el ginecólogo en cuestión se fue de viaje de última instancia y ni siquiera nos avisó. Nos enteramos de que estaba fuera de la ciudad, porque yo me comuniqué con él antes del parto, pidiéndole una consulta de ultima hora -previo a romper fuente- precisamente porque ya traía contracciones; siendo ahí cuando nos notifica que "estaba fuera de la ciudad por un contratiempo..." y que nos dejaba en buenas manos con una ginecóloga que yo jamás en mi vida había visto, ni mucho menos tenido consulta. Tomando en cuenta esto, se canceló en último momento la opción del hospital privado con el médico particular.


Retomando el tema del. momento de la decisión, ante tales circunstancias, y desconociendo si de irme a otro hospital en ese momento encontraríamos ginecólogo disponible, tuve que aceptar -de manera más forzada que de voluntad propia- la propuesta de la cesárea directa, que dicho sea de paso, ni fue directa ni expedita, pues antes de mi, operaron a otras dos embarazadas, y terminé pasando a quirófano hasta las 4am o 4:30am del día siguiente.


Debo confesar que minutos antes de la cesárea me puse a llorar, tenía miedo, bastante miedo, ya que nunca antes me habían operado de nada y no sabia qué esperar del acontecimiento..Lloré en silencio y sola en la camilla y cuarto de espera, también me sentía algo ridícula por sentir miedo, pero era la verdad, es lo que sentía, miedo y frustración. Tanta preparación e ilusión para nada, para terminar fileteada en una decisión de último minuto.

Tras desahogar mis miedos, llorar y rezar, me llegó el turno, pasaron a explicarme cómo sería todo el procedimiento de la cirugía, la anestesióloga, fue un amor de persona, su calidez y trato humano realmente me tranquilizó. Gracias a ella, tuve fe en que las cosas saldrían bien. Me explicó y me trasladaron a quirófano, y a continuación viene lo más traumático: los instantes previos a la cirugía.


Ingresé a un congelador de carnes frías, perdón, al quirófano; un cuarto que a mi parecer era hostil, para cualquier otra persona podría verse solo como una sala de cirugías pero para mi era como entrar a un verdadero refrigerador de carnes frías. Además de la bajísima temperatura, con un frío atroz, lo siguiente es la anestesia, proceso que Sí es doloroso e incómodo, pero que repito, gracias a la doctora anestesióloga, fue llevadero, estuve en calma y ellos pudieron ponerme la aguja en la columna sin inconvenientes de gravedad, pese al pavor que sentía.


Después de la anestesia comencé a sentir como mis piernas perdían movilidad, había calor y hormigueo, mismo que se extendió hasta poco arriba del abdomen. En ese momento, comenzaron a sujetarme ambos brazos abiertos, quedando completamente desnuda en posición de "Jesucristo" o crucificada, con al menos seis o siete médicos y enfermeras observando mi desnudez y vulnerabilidad al extremo. Tal instante, también fue traumático dado que además de exponerte, tienes una lámpara gigante apuntándote en todo el cuerpo, haciéndote sentir aún más frágil.


Lo único bueno, o que al menos así me lo pareció, es que en el quirófano había música, claro, esto no es pensado en el paciente sino en los propios médicos para evitar que se queden dormidos...Si de por si , algunos dejan material quirúrgico dentro por la explotación de cansancio al que someten su cuerpo, ahora imagínense si no tiene algo que los reactive...De hecho, la doctora que me operó, se echó un coyotito como decimos habitualmente a la siesta, antes de la cirugía y además, manifestó sin vergüenza alguna que " ya tenía mucho sueño"...¡Pues como no! Yo era su tercer paciente, previo a mi ¡había operado a dos mujeres más! Acepto que cuando dijo eso pensé "D's mío por favor dirige su mano para evitar que se quede dormida y realice algo mal o me deje cosas adentro" ...


Cuando comenzó la cirugía no sentí nada, ese fue el momento más "tranquilo" porque efectivamente estaba en calma por la anestesia. Entonces llegó lo más esperado, ¡nació mi bebé! La sacaron y segundos después escuché sus primero llantos, cuando la escuché llorar le di muchas gracias a D's de que estaba viva y sana, y comencé a llorar también yo...Inmediatamente alguien dijo algo así como "hora de nacimiento 5:30am" y me la enseñaron...Estaba en shock, no me lo podía creer, por fin verla después de tanto tiempo de espera, y sobre todo, después de la incertidumbre de pensar cómo luciría. Me la acercaron para que le diera un beso, que es la foto de este artículo, y comenzó después la tortura para la pobrecita en el quirófano... congelándose en el lugar, muchas manos tocándola para revisarla, medirla, pesarla, etc. Gente poniéndole cosas para los mismos efectos, y ella llorando...Cuando vi lo que ocurría pensé "que manera tan hostil de comenzar la vida, cuánta razón tienen con demandar partos humanizados.."


Y quiero dejar en claro algo: Estoy sumamente agradecida con D's y con el personal de la cirugía por las atenciones y porque al final ambas estamos sanas y salvas, tanto la bebé como yo, así es que, por supuesto que se agradece y queda ese sentimiento de bendición por la satisfacción de estar bien; no obstante, tampoco se debe mentir y romantizar el procedimiento, cuando éste en si mismo es agresivo y traumático tanto para la madre como para el recién nacido. Créanme, es efectivo y el sistema funciona, pero No es humano y eso también cuenta. No somos máquinas de parir, es el comienzo de una vida y debería verse como tal, con todas sus implicaciones, el bienestar psicológico y emocional de los involucrados, madre y bebé, además del físico. Pensar sólo en este último es industrial, maquinaria, más no holístico, completo, que refleje lo que verdaderamente somos: humanos.


Así pues, termino mi narración y con ello el blog del embarazo. Gracias por acompañarnos en esta aventura que apenas comienza, nuestros mejores deseos para ustedes estimados amigas, amigos, lectores. Que D's los bendiga y a sus hijas e hijos. Fuerte abrazo.







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1 Comment


andy.ro86
Mar 03, 2021

Querida Lily, te abrazo muy fuerte con mucho cariño y empatía. Me da tanto gusto que tu bebé y tú estén bien. Es verdad que el mundo necesita que los nacimientos sean más humanizados, hay mucho camino por delante en la lucha para que los derechos de bebés y mamás sean respetados. Admiro que compartas tu experiencia, siempre he admirado esa fuerza que tienes para alzar la voz y porque te conozco sé que está experiencia te hará luchar por esa causa.

La gratitud es una de las mayores virtudes y en tu texto agradeces a Dios y al personal médico que las atendió y eso es algo muy valioso. Bienvenida a esta aventura de la maternidad y siéntete libr…

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